martes, 30 de octubre de 2012

Hombradía entre rejas  

Por Mikely Arencibia Pantoja


En la vida hay personas imprescindibles, útiles en todos los momentos y circunstancias, gente que desviste las desgracias con la firmeza del ejemplo incorruptible e íntegro.

Y aunque de ellos hay muchos en Cuba, tierra fértil para la hombradía, solo mencionaré cinco: René González, Antonio Guerrero, Gerardo Hernández, Fernando González y Ramón Labañino, los Héroes Cubanos Prisioneros Políticos del Imperio, que desde hace años llevan los uniformes de reclusos con el mismo honor y orgullo con que un soldado lleva sus más preciadas insignias.

Así lo predijo Ramón el 13 de diciembre de 2001, en su alegato presentado al jurado que prefirió votar por el dinero de la ultraderecha miamense antes que por la justicia. Hoy ellos mantienen la misma verticalidad sin esfuerzo extraordinario, porque los Héroes tienen la sangre topada de coraje.

Ningún método por violatorio e inhumano usado en contra de los Cinco ha podido, ni podrá, amordazar la verdad que sin pedir visa o correr trámites de viaje se cuela en la mayoría de las naciones y, muy a pesar de los enemigos de la Revolución, en el propio pueblo norteamericano que sabe de qué lado está la razón.

Tal vez la historia de la humanidad no recuerde jamás una paradoja tan grande como la que convierte en víctimas a los Cinco Héroes.

Ellos, probados luchadores contra el terrorismo, fueron condenados como tales precisamente por el gobierno de un país que se autoproclama paladín de la lucha contra el terrorismo pero que, en nombre de esta “cruzada”, se arroga el derecho de matar a gente inocente, destruir pueblos, sepultar sueños. Sin dudas, gran ironía e injusticia.

Cuba no privará al mundo de conocer la realidad de los hechos, porque, al final, las ideas nobles de las personas justas serán las que cortarán las cadenas, romperán idiomas, saltarán fronteras y globalizarán la paz.

domingo, 28 de octubre de 2012

Niñez, sexo y trabajo

Por Mikely Arencibia Pantoja
Las niñas y los niños son las víctimas preferidas

El abuso sexual y la explotación laboral no son indicadores exclusivos para personas mayores de edad. Las víctimas preferidas en tales casos son niños y niñas que, sin remedio, acuden a estas formas de supervivencia para jugarle cabeza a la muerte; sin embargo, siempre terminan atrapados en un callejón sin salida donde se pintan las llamadas cifras de la brutalidad.

Nada de impersonal tienen estos números nacidos de la realidad.

Actualmente cerca de 400 000 indios menores de edad son prostituidos. En Tailandia la situación afecta a 60 000 infantes que aún no rebasan los 13 años, mientras que en naciones como Indonesia el 20 por ciento de las mujeres explotadas sexualmente son niñas.

En tanto, un estudio realizado en cinco municipalidades nicaragüenses demostró que el 82 por ciento de 300 niños encuestados había ingresado a la prostitución durante el año anterior al sondeo. Lo peor, muchos dijeron haberlo hecho para costearse un hábito: las drogas.

Y como si fuera poco, la propia investigación indica que el 40 por ciento de estos niños no están registrados en el sistema educativo y el 45 por ciento no va al colegio. Otras razones para preocuparse.

Los tiempos que corren, matizados por un inédito contraste entre desolación y riqueza, parieron una bochornosa “modalidad” denominada turismo sexual, cuyos practicantes son también los mayores consumidores de pornografía infantil.

Según la Organización Mundial del Turismo, un 20 por ciento de los viajeros anuales reconoce buscar sexo en sus desplazamientos, de los cuales unos tres millones confesaron tendencias pedófilas.

Similar panorama devela la explotación laboral infantil.

En el mundo, alrededor de 73 millones de niños trabajan para mal vivir, principalmente en países africanos, asiáticos y latinoamericanos, de acuerdo con el último informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), con énfasis en el continente africano, donde los estimados involucran a uno de cada tres menores en actividades económicas.

Pero las cifras anteriores son sumamente conservadoras, pues la obtención de datos fidedignos se obstaculiza tras el principio de que lo que se supone ilegal no puede ser incluido en estadísticas oficiales.

Sin embargo, amen de la certeza numérica, el final es siempre elocuente y aterrador: cada 12 meses la mayoría de esos chicos termina muriendo por accidentes laborales, SIDA, tuberculosis u otras enfermedades como consecuencia de lo que son obligados a hacer.

La realidad imperante clama por cambios de actitudes, purificación de intereses y medidas a corto, mediano y largo plazos, que extiendan sus oportunidades a los estratos más pobres e indefensos de la sociedad. Los niños, esas criaturas inocentes, se lo merecen.

sábado, 20 de octubre de 2012

Nuestra democracia

Por Mikely Arencibia Pantoja

La democracia, según los griegos que acuñaron el término, se refiere al “predominio del pueblo en el gobierno político de un Estado". Entonces, no encuentro razón para que algunos se cuestionen la postura de Cuba al respecto.

En mi país yo tengo el derecho de elegir a quien me represente a todos los niveles sin que medie más interés que su buena reputación y su ejemplar conducta.

Esto significa, grosso modo, que para nada importan su profesión, título, dinero, raza o sexo; y tampoco es necesario que este sea militante del Partido Comunista, como algunos afirman con el ánimo de tergiversar nuestra realidad.

Y esa persona, gracias al voto de alguien tan común como yo, mañana bien podría ocupar un puesto en el Parlamento y convertirse así en promotor de una decisión nacional de trascendental importancia o aportar ideas a los debates sobre los destinos del país en materias de economía, política, sociedad...

Nuestras elecciones se parecen mucho a nuestro pueblo en su sencillez y naturalidad. Nada de globos, anuncios publicitarios, fuegos artificiales u otro tipo de artificio político. Solo se exhiben biografías y fotos de los candidatos para que la sociedad los conozca mejor.

De esa forma simple, popular y democrática la Mayor de las Antillas garantiza la base de su poder político. Y para ilustrarla mejor me voy a permitir usar una analogía dicha por el destacado intelectual Roberto Fernández Retamar para quien el Parlamento cubano –en el sentido más amplio de su composición– era un arco iris humano.

Sobran las razones entonces para ratificar este domingo dos cosas ante el mundo: la validez de nuestra democracia y la decisión irrevocable de mantenerla.

martes, 16 de octubre de 2012

Hambre: asunto de hombres

Por Mikely Arencibia Pantoja
   

 
Seis millones de niños mueren cada año de hambre

Hay estadísticas tristemente elocuentes. Son registros que a pesar de la tragedia que convocan resultan necesarios traerlos a colación, al menos para despertar la conciencia de sus responsables.

El hambre es uno de los temas que más infortunio arrastra. Por su causa muere una persona cada cuatro segundos y ya son 842 millones de seres humanos quienes lo padecen, es decir, uno de cada siete habitantes del planeta.

África es, como siempre, la principal víctima de este flagelo. Allí ocurrieron las mayores hambrunas en el pasado siglo y al parecer la realidad no cambiará mucho durante los años venideros.

En el continente negro convergen todas las causas favorecedoras de la desnutrición: falta de lluvia, desertificación, pobreza de los suelos, condiciones inadecuadas para el uso de técnicas agrícolas avanzadas, crecimiento rápido de la población, desatención por parte de algunos gobiernos, guerras y agitación civil.

De acuerdo con estudios realizados sobre el tema, del total de hambrientos alrededor de 780 millones viven en países en vías de desarrollo, como la República Democrática del Congo (75 por ciento de desnutrición), Somalia (71) y Burundi y Afganistán (70).

A la anterior cadena de desgracias debe sumársele que anualmente seis millones de niños menores de cinco años mueren de hambre, simplemente por culpa del desinterés gubernamental o de los grupos armados que utilizan tal situación como instrumento de guerra.

Al parecer hay consenso universal de que la solución definitiva demorará en convertirse en hecho, a pesar de los esfuerzos que se llevan a cabo en naciones como Brasil, con el proyecto “Hambre Cero”, o en Vietnam, con el Programa de Erradicación del Hambre, pues su eliminación depende en gran medida de la atención que se le preste no solo a la producción de alimentos, sino a la distribución y consumo de los mismos.

En tal sentido está demostrado que el planeta genera lo necesario para todos, pero –también está confirmado– la balanza se inclina hacia un solo lado.

Un ejemplo preclaro se halla en la producción mundial de cereales, la cual es suficiente para brindarle unas 3 000 calorías diarias a cada habitante de la Tierra, lo que les permitiría llevar una vida sana y saludable. No obstante, en gran parte del orbe pocos son los que consumen 1 200 calorías y otros –la mayoría de los pobres– sobreviven con apenas 440.

Sin dudas, la realidad no puede ser más cruda ni locuaz, principalmente cuando existe la certeza de que el objetivo de reducir a la mitad el número de personas con hambre para el año 2015 se vuelve cada día más inalcanzable por cuestiones de orden, equidad y voluntad de los gobiernos que tienen de todo y no reparten nada.

viernes, 5 de octubre de 2012

CRIMEN DE BARBADOS
Condena al pie del sufrimiento
Por Mikely Arencibia Pantoja
Posada Carriles, responsable del Crimen de Barbados.
Terrorista confeso que está en libertad.


El 6 de octubre de 1976 pudo ser un día de fiesta si los hombres que sirven de lobo al propio hombre no hubieran teñido de sangre las aguas de Barbados. Entonces, devino jornada de lágrimas enjugadas en patriotismo, mucho patriotismo.

Terroristas pagados por la CIA hicieron estallar, en pleno vuelo, a un avión con 73 almas inocentes –53 de ellas cubanas–.

El mundo convulsionó frente a tan vandálico hecho. Un pueblo entero lloró a sus muertos y, al pie del sufrimiento, condenó para siempre la masacre y juró venganza. La humanidad secundó la enérgica y viril repulsa.

El 6 de octubre de 1976 pudo ser un día de jolgorio nacional si la copa de la CIA no hubiese brindado por el imperdonable crimen, por el exterminio salvaje que revolvió la conciencia de quienes no se encandilan con el verde enmohecido del dólar mojado en sangre.

Sin embargo, este no es un día de festín sino una fecha donde convergen odio y valor, donde se juntan manos para apuntar hacia el norte de las Américas en señal de protesta; donde la vida renace del dolor y se empina bien alto, porque lejos de morir los hombres y mujeres que regresaban a la Patria aquel 6 de octubre llegaron a suelo cubano y desde aquí construyen el porvenir y fertilizan los sueños.