domingo, 8 de febrero de 2015

Nuestros tiempos



Corren tiempos difíciles, ¿quién no lo sabe? Tiempos que a veces convierten a la vida en algo demasiado tormentoso. Sin embargo, con virtudes y defectos estos son los días que nos tocaron vivir y que, una vez vividos, no darán vuelta atrás.

Entonces, vale pensar, sin caer en utopías baratas, en cómo y dónde hallar las motivaciones suficientes que nos hagan felices y nos impidan darle la espalda o mirar con indiferencia cuanto sucede a nuestro alrededor.

Puede parecer difícil, pero no lo es si sabe buscar dentro de usted mismo y aprende a enfocar esas potencialidades que permanecen dormidas.

Luego verá que la principal motivación existe expresada a través de la familia, los amigos, los proyectos, el compromiso social adquirido desde el propio nacimiento..., o de un hecho todavía más sublime: estar vivo.

Y tras ese elemental descubrimiento sentirá crecer su ego, su autoestima. Verá cómo se inflaman sus razones para despertar con una sonrisa y partir dispuesto a enfrentar los deberes, a tratar de enderezarle las torceduras a la vida.

Aprenderá que es mejor caminar que sentarse, luchar que doblegarse, criticar que conformarse con lo injusto, buscarse problemas que ser indiferente. Aprenderá, en definitiva, que “a las estrellas no se sube por caminos llanos”.

Contrario a lo dicho, hoy asoman algunos que viven por vivir, que se empantanan en una abominable rutina y en un desinterés tal, que nada los altera ni los motiva.

Son parsimoniosos seres que pasan sin dejar tan siquiera la borrosa huella denunciante de su travesía, que respiran por pulmones ajenos, que no aman lo que hacen ni lo que son.

Sin dudas se trata de personas dignas de lástima, porque aunque en apariencias son normales, en esencia tienen la capacidad lastrada por su propia incompetencia y por el desamor albergado en sus entrañas, y esta gente no es útil para nada ni para nadie.

Usted intente ser diferente, siga mi consejo y mírese por dentro. No tarde más en descubrir cuántas razones existen para crecer y boxear contra las jugarretas de la vida, contra lo irrazonable y los tragos amargos que esta nos sirve cada día. Deje de esperar porque las motivaciones caigan del cielo y comprenda de una buena vez, que la principal motivación está en uno mismo.