domingo, 29 de diciembre de 2013




Colorido fin de año


Pocas horas nos separan del último adiós al 2013, otro año que puso a prueba nuestra capacidad e inteligencia en la búsqueda de alternativas económicas y sociales que le inyecten al país el desarrollo que necesita.

Aquí cada persona se creció en medio de las dificultades cotidianas, las que nunca lograron borrar la sonrisa y la nobleza que nos caracteriza y nos hace diferentes al resto de los mortales.

El pinareño, el cubano, protesta, luce inconforme, lo discute casi todo porque cree saber de casi todo… pero con ese mismo ímpetu desfila un Primero de Mayo, acude a las urnas a respaldar el proceso revolucionario de la Isla, confía en sus dirigentes y apuesta diariamente por un futuro mejor.

Y esa amalgama de virtudes y defectos se concentra a finales de diciembre, cuando las calles de mi provincia se llenan de personas que salen, cual ejército de hormigas, a buscar provisiones para esperar el inicio del nuevo año; una tradición que se mantiene en esta tierra.

¡Ah!, y no importa si no encuentran lo que quieren. Primero protestarán, luego hallarán una alternativa y finalmente terminarán conformándose con la idea de saber que hay gente peor. Así somos y así seremos.

Se trata de una idiosincrasia sin par, del propio temperamento que nos ha servido de escudo contra todos los entuertos propinados por una difícil realidad cuyas malformaciones nacieron –y aún se alimentan– de la envidia que sienten los Estados Unidos al saber que solo a noventa millas un pueblo pequeño crece libre y rebelde.

En Cuba cada cual busca la mejor manera, casi siempre modesta, de que el fin de año no pase inadvertido, de recibir el 2014 en familia, algo sagrado para nosotros.

Entonces, sea bienvenida esa colorida multitud que adorna las calles de mi linda tierra.

miércoles, 25 de diciembre de 2013




La gran diferencia   


El pequeño Luis no tendrá cena refinada este fin de año, como tampoco la tuvo el anterior ni jamás la ha tenido. Nada de vinos de marca, cócteles, mesa buffet, conversaciones entre hombres de negocios, invitados con vestidos millonarios...

Y allí, donde pudiera estar un arbolito de Navidad descansarán algunos libros, un viejo farol y su juguete preferido: un caballito rústico hecho con recortes de madera.

Durante la última noche del 2013 solo la risa, como siempre, se escurrirá entre las montañas y llegará bien lejos, ayudada por el silencio sepulcral de la apartada región montañosa donde él vive junto a sus padres. Y en ese risueño concierto, el pequeño Luis se llevará el gran premio a la carcajada más feliz, porque él es un niño privilegiado.

Su felicidad nada tiene que ver con juguetes movidos por control remoto, muñecos que hablan o lloran, piscinas artificiales, tenis de marca... u otros tantos objetos inanimados, que de la misma forma que llenan armarios vacían almas, pues el regocijo de Luis –como el de todos los infantes cubanos– brota en la libertad con que corre, juega y va a la escuela sin temor a que algún compañerito saque un arma de fuego y le dispare o lo obligue a comprar y oler la maldita droga.

Hoy, mientras violencia, terrorismo, explotación infantil, guerra, prostitución y robo de menores son hechos consumados y repetidos en muchos países, el pequeño Luis tumba naranjas, se desliza en una yagua, se baña en el río, monta a caballo, ayuda a ordeñar la vaca y aprende las lecciones en una escuelita donde él es el único alumno y, pese a ello, ya tiene corriente eléctrica, televisor, vídeo y computadora.

Lo que sucede, sin dudas, es que él no es un niño sin niño como los cientos que mueren, padecen o matan cada segundo. Él, a pesar de cualquier modestia con que viva, ¡vive!, y ese privilegio es la gran diferencia.

martes, 10 de diciembre de 2013


Ricos y pobres: eterno abismo

Por Mikely Arencibia Pantoja


 


La mala distribución de las riquezas a nivel mundial ha estado a través de los siglos entre los principales problemas que lastran el desarrollo homogéneo de países y poblaciones.

Al respecto un estudio realizado por expertos de las Naciones Unidas, sacó a la luz que más de la mitad de las riquezas del planeta están en manos solo del dos por ciento de los hombres de mayores fortunas del mundo.

Con esto se ratifica el dato de que es en Norteamérica, principalmente en los Estados Unidos, donde radica el porcentaje más alto de millonarios (34 por ciento), mientras que en un claro contraste aparece Latinoamérica con el cuatro por ciento, pese a su tamaño y población.

Este abismo se explica fácilmente en la despiadada colonización y el descomunal saqueo que “adornan” la historia latinoamericana, región que sirvió y aún sirve como abastecedora de bienes que terminan, cual círculo vicioso, en las cuentas de los mismos ricos de siempre.

Así, esa escueta clase privilegiada es la que suele fungir como dueña de las grandes transnacionales y de los consorcios que, asentados en los países en desarrollo donde la mano de obra es barata, son los responsables de las principales fugas de capital y exportaciones forzadas de recursos.

Y, por consiguiente, el resultado es más de lo mismo; es decir, los ricos cada vez son más ricos a costa de los pobres que, obligados por la necesidad, son exprimidos y ven esfumarse de sus naciones las principales fuentes naturales, energéticas, financieras…

No en balde entre las primeras medidas adoptadas por los gobiernos de izquierda que tienen las riendas de países como Ecuador, Bolivia y Venezuela, está la nacionalización de aquellas industrias y empresas de peso capital en la identidad y crecimiento de estas naciones, y que hasta entonces sus ganancias cruzaban las fronteras.

En el caso particular de Venezuela vale recordar que es uno de los de mayores reservas de petróleo del mundo y, sin embargo, antes del ascenso de Hugo Rafael Chávez al poder, aparecía entre los territorios más pobres de la Tierra. ¿A dónde iban a parar los dividendos del llamado “oro negro”? Sencillo: a las arcas de ese mismo dos por ciento que cuenta con más de la mitad de la riqueza global.

Lo peor es que la fortuna de estas personas corre idéntica suerte que una bola de nieve lanzada desde una pendiente. Su crecimiento luce indetenible, al menos que las revoluciones sociales continúen su expansión y poco a poco sean cortadas las fuentes que alimentan semejante disparidad. 

domingo, 27 de octubre de 2013



Camilo de todos

Por Mikely Arencibia Pantoja



Cada 28 de octubre los ríos y mares cubanos se cubren de flores que salen en busca de un carismático y leal hombre de pueblo: Camilo Cienfuegos.

Físicamente desapareció en 1959 cuando el avión en que viajaba desde Camagüey hacia La Habana se precipitó sin dejar rastro alguno, mas su espíritu de luchador incansable está diseminado por los rincones de la Isla, fundido entre la gente que lo recuerda en cada jornada de la vida como el héroe que fue y aún es.

De raíces muy humildes supo ganarse el cariño de todo el pueblo por su jovialidad y desprendimiento natural, a pesar de haber sido uno de los jefes principales del Ejército Rebelde durante la Guerra de Liberación Nacional y llegar a desempeñar importantes responsabilidades militares tras el triunfo de la Revolución.

Y es que la principal virtud de Camilo era su don de combinar lo útil con lo bello aun en las situaciones más difíciles, de tener siempre una sonrisa a flor de labios, sonrisa que no debilitaría para nada la seriedad del momento y que le serviría de referencia permanente.

El Héroe de Yaguajay, el Señor de la Vanguardia o el Compañero de Cien Batallas –como lo calificara el Che–, fueron algunos de los calificativos que recibió como premio a su valor sin par.

Su personalidad caló con particular fortaleza entre los niños y se ha desbordado de generación en generación, tanto así que hoy, 54 años después, ellos son los primeros en lanzar flores a mares y ríos para que corran raudas hasta su lecho de vida –porque Camilo Cienfuegos no ha muerto– y le digan cuanto se le quiere y recuerda.

 

domingo, 13 de octubre de 2013



La pobreza del libre comercio

Por Mikely Arencibia Pantoja



Una receta supuestamente ideal es vendida hace años con bombos y platillos. Se trata del libre comercio entre las naciones, una opción que en la práctica solo demuestra desigualdad de intercambio y agudiza aún más la pobreza.

Y a pesar de que los hambrientos no se pueden alimentar con estadísticas, vale recordar solo una cifra: de seguir las tendencias actuales, muy pronto habrá más de 2 000 millones de pobres en el mundo tratando de sobrevivir. Entonces cabrá preguntarse qué sucedió con todos los programas diseñados para combatir el flagelo.

El problema radica, entre otras cosas, en que mientras los países ricos asuman la pobreza como una ley natural les faltará voluntad política para encarar la dura realidad, al tiempo que las naciones subdesarrolladas seguirán financiando el derroche y la opulencia de las desarrolladas.

A propósito, los especialistas en el tema coinciden en señalar que la mayoría de los estados que adoptaron políticas de libre comercio terminaron con menos participación en el comercio mundial de la que tenían antes de instrumentar esas prácticas. Hecho contradictorio a juzgar por lo que proclaman sus defensores.

¿Pero quiénes figuran en la lista de los paladines del libre comercio?

El Banco Mundial encabeza la relación y a él le siguen el Fondo Monetario Internacional y la Organización Mundial del Comercio, precisamente las mismas instituciones que debían promover políticas comerciales adecuadas acorde con los postulados que les dieron origen.

Sin embargo, ellas obran a favor de la minoría pudiente y, en consecuencia, les imponen el libre comercio a los países pobres como condicionantes para brindarles ayuda financiera y van más allá, pues también los amenazan con perder su visto bueno si se niegan a adoptarlas. Así arrastran hacia el patíbulo a economías enteras y las obligan a librar una pelea desigual e injusta.

En el caso del continente americano los titulares de esas instituciones aseguran que tal postura trae y promueve las inversiones en toda la región, al tiempo que contribuye a combatir el hambre y permite la aceleración del desarrollo al facilitar el acceso al mercado estadounidense, que es la mayor plaza del orbe.

No obstante, hasta el momento la realidad ha sacado a la palestra algo bien distinto, que puede explicarse como incremento de las diferencias en la región y mayor enriquecimiento de los grandes capitales internacionales, junto al fortalecimiento de la posición de los EE.UU. en el mundo.

En la pasada década la pobreza extrema creció en 28 millones de personas, hecho que subrayó el fracaso de un comercio que no tiene nada de libre y de cuantos proyectos se han encubado con el respaldo de los países poderosos que son, en definitiva, los que dominan el planeta y, a la vez, lo mantienen a la deriva.

En tanto, yo comparto el pensamiento del francés Franklin Loaiza, quien considera que el libre comercio es, simplemente, “una treta más para demostrar que EE.UU. tiene el control absoluto”.
 

domingo, 8 de septiembre de 2013




La esclavitud de lo mismo

Por Mikely Arencibia Pantoja

Actualmente hay una tendencia mundial a utilizar la escasez de tiempo como causa recurrente para justificar la pérdida de determinados hábitos como ir al cine, caminar, sentarse en un parque y hacer visitas, entre otros.

Así, la expresión “no tengo tiempo para nada” deviene frase trillada en nuestros días y se oye en boca de muchos, sin distinción de profesión, oficio, sexo, edad...

Es cierto que la vida moderna se presenta muy agitada, que los adelantos de la ciencia y la tecnología no dejan de seducir y acomodar; pero también es verdad que la mayoría de las veces no sabemos planificarnos y le damos cobija a la rutina, la misma que nos encierra en las cuatro paredes del hogar y nos mata a plazo.

Y si bien llegar del trabajo, bañarse, comer y ver la televisión son cosas placenteras, yo las comparo con un mal vicio, que tarde o temprano nos cobrará un alto precio.

Tenga la certeza de que los placeres que se experimentan al leer, caminar, ir al cine, sentarse en un parque, visitar a los amigos y practicar deportes, por ejemplo, nunca serán sustituidos por la comodidad de nuestro asiento favorito, ese que está justo frente al televisor y sobre el cual nos quedamos dormidos muchas veces.

Pero en idéntica cuerda se mueven las personas que aprovechan el auge tecnológico para entretenerse delante de una computadora, un videojuego o un DVD y olvidarse del mundo exterior.

Y aunque nadie pone en entredicho que esas maravillas hipnotizan, ningún software, por poderoso y moderno que sea, podrá sustituir los encantos de la comunicación personal, de un estrechón de manos, de la riqueza que surge de una discusión entre amigos por cualquier tema o de un “buenos días” con sabor humano.

Le propongo, entonces, que hoy haga las cosas diferentes. Empiece por sorprender a su pareja con un detalle, que puede ser la invitación a ver un filme fuera de casa sin reparar en la trama; luego camine, tóquele la puerta a un amigo y lea un buen libro aunque sea de madrugada.

Estoy convencido que después de ello no tardará en comprender que aún puede rebelarse contra la esclavitud de lo mismo, a pesar de que los días sigan con veinticuatro horas, usted no renuncie a sus responsabilidades y, mucho menos, se olvide del cómodo butacón o los adelantes tecnológicos.
 

sábado, 31 de agosto de 2013


¡Otra vez septiembre!

Por Mikely Arencibia Pantoja



En los últimos tiempos el desarrollo de la computación deja boquiabiertos a muchos, sin embargo, ¿se ha puesto a pensar qué es realmente una computadora?

La respuesta a esa interrogante es más simple de lo que parece, pues una computadora no es más, lea bien, que conocimiento humano acumulado.

Lo dicho significa que a pesar del vertiginoso auge tecnológico que identifica a la era moderna, donde –por ejemplo– un solo equipo puede sustituir el desempeño de mil obreros, los recursos humanos son y serán el elemento más importante con que cuenta la humanidad para conquistar un futuro mejor.

Recuerde siempre que el hombre no solo es el padre de la computación, la microelectrónica, la biotecnología..., sino que él mismo es quien las perfecciona, moderniza y explota.

Con frecuencia escucho la injusta alabanza que ensalza la inteligencia de un ordenador, mas, reitero, ese mérito no pertenece a la máquina, sino a su progenitor: el ser humano, que es capaz de lograr cosas increíbles a partir de la preparación y la cultura que posea.

Cuba es un país donde se aplican sabias estrategias para facilitarle a todos los ciudadanos adquirir o enriquecer sus conocimientos integrales. Y aunque en comentarios anteriores he tratado el tema no me parece ocioso retomar algunas particularidades relacionadas con lo alcanzado aquí en materia de educación.

A partir de septiembre más de 97 mil estudiantes piñareños se incorporarán a las aulas, realidad bien diferente a la existente antes de 1959 (año en que triunfó la Revolución) cuando solo el 56,4 por ciento de los niños podía asistir a la escuela primaria y únicamente el 28 por ciento de ellos lograba continuar sus estudios en los centros de enseñanza media.

Asimismo, la Educación Especial  era virtualmente inexistente y las pocas instituciones que funcionaban dependían fundamentalmente de patronatos particulares; hoy, en cambio, todas las provincias cuentan con centros dotados del capital humano y tecnológico necesarios para brindar un aprendizaje óptimo y reciben total apoyo del Estado, que subsidia esta y todas las demás enseñanzas.

Antes de 1959 solo existían tres facultades de Educación en las universidades de La Habana, Las Villas y Oriente, con matrícula bien reservada y una selección clasista; hoy este tipo de enseñanza está presente en todos los rincones del archipiélago y no existen privilegios en las formas de ingreso.

Por último, vale mencionar el entonces común desempleo de los maestros a pesar de la inmensa necesidad de su labor; tanto era así, que de acuerdo con un censo hecho a principios de la Revolución la cifra de educadores sin trabajo ascendía a diez mil. Lamentable paradoja.

Pero aquí, en Cuba, no solo la preocupación institucional se circunscribe a la facilitación de conocimientos técnicos, sino que también se inserta en otras aristas dirigidas a formar, crear o moldear valores éticos y sociales acorde con principios realmente humanos, divorciados del individualismo, el egoísmo, la violencia, la discriminación...

Así, este septiembre vuelve a ser un mes de libretas, lápices y cuadernos, de uniformes y mochilas, y, sobre todas las cosas, de mucha justicia social.

domingo, 28 de julio de 2013



¡Felicidades Comandante Chávez!


Por Mikely Arencibia Pantoja
Chávez, el hombre que cambió el curso de América cumple 59 años. Y fíjese que no digo “cumpliría”, sino que hablo en presente, en el mismo tiempo que está él.

Y no importa que me tilden de ignorante por desconocer la ley de la naturaleza que asegura que en la vida se nace y se muere, porque para pocos, como él, solo se realiza lo primero.

De cualquier manera no estaría molesto porque me creyeran medio loco por mantener vivo a alguien que físicamente no está, entre otras cosas porque sé que estoy acompañado en mi supuesto delirio por millones de personas que comparten mis ideas.

Su alma quijotesca, bolivariana y martiana quedaba pequeña en el espacio físico de su cuerpo y escapó de él para esparcirse, para bañar de esperanza a los pobres de la tierra y devolverles la confianza de que un mundo mejor es posible.

Así lo veo y no es utopía. Asómese este 28 a las redes sociales, vea la televisión, salga a la calle y sentirá a un Chávez multiplicado en cada niño, anciano, hombre y mujer; lo podrá tocar en cada proyecto y en todas las ideas nobles que surjan.

Con un valor sin par estará en cualquier parte. Algunos lo adorarán cual si fuera un Santo y otros lo tendrán como símbolo vivo y práctico de rebeldía; pero eso sí, todos, aún los que lloren en el Cuartel de la Montaña al pie del descanso de su cuerpo, darán gracias por la bendición de haberlo tenido. Entonces festejarán este y todos sus cumpleaños.

No tengo dudas: la sonrisa de quienes lo aman será su mejor regalo. ¡Felicidades Comandante!

 

jueves, 25 de julio de 2013



26 de Julio: tributo, jolgorio y reafirmación


Por Mikely Arencibia Pantoja



El 26 de julio de 1953 fue para los cubanos la fecha catalizadora de todo el movimiento revolucionario que se gestaba en la Isla y sirvió como señal inequívoca de resolución ante los acuciantes problemas que mantenían a este país bajo un manto de subdesarrollo, coloniaje, servidumbre y dependencia de los Estados Unidos.

Ese día fueron asaltados los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, ubicados en Santiago de Cuba y Bayamo –provincia de Granma–, respectivamente, dos de las fortalezas militares más poderosas de la dictadura de Fulgencio Batista, quien fuera el último presidente de la época prerrevolucionaria.

Desde entonces ese día es para los cubanos una fecha de tributo, jolgorio y reafirmación. Una jornada que se incorporó por derecho propio a las tradiciones familiares y políticas de un pueblo que le debe su independencia, en buena medida, a la acción gestada entonces.

La operación la comandó Fidel Castro y en ella participaron cientos de jóvenes, muchos de los cuales cayeron heroicamente en combate y otros tantos resultaron detenidos. Sin embargo, aunque no se logró el cometido final, el hecho devino duro golpe para el gobierno de turno.

Después llegarían momentos trascendentales en las luchas por la independencia de Cuba: el encarcelamiento de los moncadistas, “La Historia me Absolverá”, el destierro de los asaltantes hacia México, el desembarco del Granma en 1957 y, dos años más tarde, el anhelado triunfo de la Revolución.

El 26 de Julio es singular efemérides donde convergen el dolor por las vidas cercenadas y la alegría por lo necesaria que resultó en la maduración de las ideas libertarias.

No es fecha bañada solamente por el discurso político que, si bien le es inherente, este deja espacio para reuniones familiares, actividades socio–culturales y convites que sirven para la remembranza y el esparcimiento.

Sin dudas, es un día jubiloso y como tal será recibido este y todos los años que están por venir, porque nunca faltará un 26 de victorias para festejar y recordar, para impulsar obras sociales y económicas, y para recordarle a los enemigos de Cuba que siempre habrá disposición para reeditar el Asalto si fuera necesario.


 

domingo, 21 de julio de 2013



La mejor riqueza


Por Mikely Arencibia Pantoja

“Era un hombre tan pobre que solo tenía dinero”. Hace poco leí esta frase y la lectura me llevó a realizar las siguientes reflexiones.

Por ejemplo, piense cuántas personas en este preciso instante son así de pobres, aunque de sus bolsillos goteen monedas.

La cuestión radica en que la pobreza, vista desde un prisma humano, nada tiene que ver con el dinero, sino que esta se relaciona con la actitud egoísta y solitaria que asumen algunos, como dijera Vinicius de Moraes, y cito:

“La mayor soledad es la del hombre encerrado en sí mismo, en el absoluto de sí, y que no da a quien pide lo que puede dar de amor, de amistad, de socorro. El mayor solitario es el que tiene miedo de amar, el que tiene miedo de herir y de herirse, el ser casto de mujer, de amigo, de pueblo, de mundo...”

Entonces, ese “hombre tan pobre que solo tiene dinero” está reflejado en la persona avara, que nada más tiene capacidad para pensar en el enriquecimiento propio y jamás se preocupa por sembrar y cultivar amistades; o en el hombre interesado, cuyo proceder mercantilista le impide dar algo a cambio de la palabra “gracias”. Se trata de gente que vive para sí, pero que, en esencia, no vive.

Sin dudas, la riqueza espiritual de las personas es la mejor fortuna, aunque sea imposible cuantificarla, guardarla en una cuenta bancaria o ganarle intereses financieros.

Dicha riqueza, esa que se gana en sociedad, compartiendo lo nuestro con los demás, siendo solidarios, caritativos, amables, preocupados, queriendo y dejándonos querer... nos proporciona sustanciosos dividendos.

Por mucho dinero que tengamos, nunca podremos comprar a un amigo en un mercado, como tampoco lograremos a base de dinero hacer que otra persona esté dispuesta a escucharnos en una situación de crisis, con el único interés de ayudarnos a ganarle la partida al mal momento.

Quien crea tenerlo todo porque le sobra el dinero, solamente tendrá a su alrededor a hombres y mujeres como él, que no son más que mercenarios de la vida.

Amigos y familia son cosas que jamás estarán en venta, y nada más serán alcanzables por quienes sepan alimentar con buenas acciones la dicha que significa vivir.

domingo, 23 de junio de 2013



Cuba sí tiene armas prohibidas

Por Mikely Arencibia Pantoja 


Entre los tantos pretextos utilizados por los Estados Unidos para colocar a Cuba como una amenaza mundial se encuentra uno mediante el que aseguran que la Mayor de las Antillas posee armas prohibidas. Y vea usted, esta es una de las poquísimas veces que el imperio no se equivoca, porque ciertamente la Isla las tiene.


Son una especie de “ojivas nucleares inteligentes” de potencia y alcance incalculables, capaces de cambiarlo todo sin destruir nada. Suficiente razón para enjundiar los pretextos que sustentan el bloqueo económico, financiero y comercial que nos tienen impuesto durante medio siglo, con pérdidas multimillonarias y lamentables saldos sociales.

Pero, ¿qué se puede hacer si es cierto que el arsenal está distribuido por todo el archipiélago y viola las normas de seguridad militar al aparecer lo mismo en la ciudad que en el campo, en una escuela de enseñanza primaria que en una universidad? Asimismo, se traslada con total libertad y sin el menor aspaviento, pues no requiere de custodia. Eso sí, es susceptible a la burda.

Contrario a lo que algunos creen, Cuba utiliza con frecuencia sus armas prohibidas por la Casa Blanca. De ello pueden dar cuenta los países latinoamericanos, sudafricanos y asiáticos. Precisamente los más pobres, los que siempre aparecen en rojo en las estadísticas de los desastres humanos, naturales y bélicos.

Hacia esas naciones el gobierno de la Isla dirige sus misiles fabricados sobre la base de la fórmula: (solidaridad + desinterés = humanismo a la enésima potencia).

Lo dicho se mezcla con abundante sustancia gris y así se obtiene el armamento de marras capaz, reitero, de cambiarlo todo sin destruir nada. Sin dudas, algo imperdonable por los EE.UU., cuya industria bélica está diseñada para realizar la operación inversa, es decir: destruirlo todo sin cambiar nada.

Estoy seguro que las autoridades cubanas no me llevarán al patíbulo por dictarle la fórmula al enemigo, todo lo contrario, se alegrarán si saben copiarla y llevarla a la práctica, aunque se trata de algo bien difícil pues para ello tendrían que renunciar al terrorismo de Estado, a la matanza de pueblos, a la discriminación racial y social, a la globalización neoliberal... Es decir, tendrían que echar a un lado mezquindades demasiado sagradas para su política de séptima.

Ahora bien, tampoco aquí se ocultan los lugares de preparación, como el Imperio suele hacer creer. La mayoría de esos sitios son identificados con la bandera cubana y un busto de José Martí, el Héroe Nacional de la República. Se llaman escuelas, palacios de computación, fábricas, universidades, centros de investigación, hospitales...

Se habrá percatado, entonces, que escribo sobre la carrera armamentista de la inteligencia, de la cultura, del amor hacia el prójimo y de la igualdad de derechos y oportunidades. Algo que se traduce, por ejemplo, en los programas de la Revolución encaminados a hacer de las personas seres más racionales y útiles, a incrementar la calidad de vida, a convertir las desgracias genéticas en sonrisas, en resumen, a ganar la apuesta de que un mundo mejor sí es posible.

Son estas, y no otras, las verdaderas y únicas armas de construcción masiva que tiene Cuba y que, por supuesto, son prohibidas por la Casa Blanca.