viernes, 28 de septiembre de 2012

Mendigos de nuevo tipo

Por Mikely Arencibia Pantoja


Nuestros "mendigos" gozan de buena salud

Es la tercera vez que el mismo anciano viene a pedirme dinero.

Del bolsillo de la camisa saca varias recetas médicas, de no se sabe qué año, y con una súplica aprendida de carretilla mendiga la limosna supuestamente “para comprar medicamentos”.

Después, al caminar por la calle Martí (principal arteria de la ciudad) varias personas se detienen frente al hombre harapiento acompañado de la estatuilla de San Lázaro y dejan caer monedas sobre una pequeña caja de cartón, ignorantes del verdadero destino de ese dinero.  Al final del día, el mendigo se levanta y está listo para embriagarse o engrosar el fajo que guarda en algún rincón.

Esta es una muestra de los “mendigos de nuevo tipo”, especie oriunda de Cuba que empaña y tergiversa con innecesarios tonos grises nuestro singular proyecto social.

Lo de “nuevo tipo” no es calificativo fortuito. Para comprenderlo respóndase estas interrogantes: ¿Qué piden? ¿Por qué unos lo hacen y otros no, si a la mayoría de los cubanos nos afecta la crisis? ¿Acaso a las personas que así actúan se les prohíbe ir a la escuela, se les cobran los servicios médicos, no tienen acceso a la seguridad social, al trabajo honrado?

Nuestros “mendigos” gozan de buena salud y de los mismos derechos que los demás cubanos.

Mientras en el resto del mundo la mendicidad es camino obligado de muchos, en Cuba se ha convertido en negocio redondo para aquellos desinteresados en cuestiones como la moral y el orgullo propios.

Así, los "mendigos" cubanos sacrifican hasta lo más sagrado a cambio de migajas que después venderán, exhibirán o utilizarán para satisfacer gustos exóticos; mas ninguna estará destinada a salvar vidas, porque aquí se vive con humildad y modestia, pero se vive.

Entonces resulta vergonzoso ver a una madre con su hijo menor en brazos pidiendo cualquier cosa a cuenta de la criatura; o al descorazonado que deja en la esquina de la tienda a su familiar discapacitado con la promesa de recogerlo en la tarde, después que este se haya “ganado la vida”.

Sin dudas, son “mendigos de nuevo tipo”; minoría inconforme y malagradecida hasta los mismísimos tuétanos.
    

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